Los porcentajes de diagnósticos de enfermedades crónicas (asma, úlcera, alergia, jaquecas o colesterol) son superiores en población gitana en relación a la población que no lo es.
Las desigualdades en salud tienen un impacto tan enorme en la salud de la población que es prioritario incluirlas como eje transversal en las políticas sanitarias y sociales para garantizar la equidad en salud.
La equidad en salud implica tener la capacidad de alcanzar el máximo nivel de salud, independientemente de nuestra edad, género u origen, del trabajo que tengamos o de dónde vivamos.
Se reconoce como derecho en la Ley General de Sanidad desde 1986 e implica que las políticas públicas asignen los recursos según las necesidades de las personas.
Las desigualdades y la falta de equidad en salud colocan a determinadas personas en situación de especial dificultad para el acceso al desarrollo y a la mejora de su bienestar. El concepto de vulnerabilidad social está relacionado directamente con los de pobreza y exclusión social, aunque no solamente con ellos. También alude a situaciones de debilidad, de precariedad en la inserción laboral, de fragilidad en los vínculos sociales, que vienen dadas por razón de edad, sexo, estado civil, nacionalidad u origen étnico.