Desde de la picadura de la garrapata infectada hasta la aparición de síntomas, normalmente transcurren de tres a trece días.
Los síntomas comienzan de forma súbita. La persona enferma suele presentar fiebre elevada, cefalea, malestar general, dolores articulares y musculares, sudoración, síntomas gastrointestinales y/o respiratorios, hipotensión, bradicardia relativa, taquipnea, conjuntivitis, faringitis y enrojecimiento o erupción cutánea.
Puede haber afectación hepática, renal o pulmonar.
Los pacientes que se recuperan, comienzan a mejorar al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
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