La gestión de los residuos comienza con la instalación por parte del Ayuntamiento o mancomunidades de unos contenedores de diferentes formas y volúmenes, dependiendo del tipo de residuo, en los que los vecinos depositan lo generado en sus domicilios.
Para algunos tipos de residuos urbanos (voluminosos, peligrosos…) no se instalan contenedores en la vía pública, sino que los ciudadanos deben depositarlos en los puntos limpios fijos o móviles, desde donde se transportan a las plantas de tratamiento.
La segunda etapa del proceso es la recogida por parte de los ayuntamientos, mancomunidades, sistemas integrados de gestión o los recicladores de las diferentes fracciones que han sido depositadas por los ciudadanos en los contenedores correspondientes o en los puntos limpios.
La tercera etapa consiste en transportar estos residuos, generalmente mediante camiones recolectores compactadores, que los trasladan hasta las plantas