La asistencia sanitaria puede suponer un riesgo para los pacientes. Se entiende como riesgo asistencial la probabilidad de que ocurra cualquier situación no deseable relacionada con la atención sanitaria recibida y que puede tener consecuencias negativas para los pacientes como la prolongación de la estancia hospitalaria, la aparición de alguna secuela o incluso el fallecimiento del paciente.
Las infecciones relacionadas con la atención sanitaria (IRAS) se han considerado el mayor riesgo del entorno hospitalario para los pacientes.
Son muchos los factores que propician las IRAS y su transmisión: la disminución de la inmunidad de los pacientes; la mayor variedad de procedimientos médicos y técnicas invasivas, la transmisión de bacterias resistentes a los antibióticos que provocan infecciones difíciles de tratar….
La prevención de las IRAS constituye una oportunidad de intervención para garantizar la seguridad de los pacientes.
Para la prevención y el control de la transmisión de estas infecciones se precisa una combinación de diferentes medidas como son: el cumplimiento estricto de las precauciones estándar, con especial interés en la higiene de manos, además de la limpieza y desinfección ambiental, y la adopción de precauciones basadas en la transmisión.
La higiene de manos y el uso correcto de guantes son las principales medidas para prevenir las IRAS y evitar la diseminación de ciertos microorganismos.
En algunos casos además de aplicar estas medidas básicas es necesario la aplicación de precauciones adicionales basadas en el modo de transmisión de ciertos microorganismos.
Es preciso que los profesionales sanitarios y no sanitarios tengan conocimiento e introduzcan dentro de su rutina laboral la realización de las medidas de prevención de las IRAS durante la asistencia sanitaria.